miércoles, 22 de julio de 2020

Fefita La Grande, monumento artistico, su majestad del acordeón y la música típica nacional. Una merecida reflexión

By Luis Medrano.

A Fefita La Grande le brota el talento, su áurea es un enigma envolvente y muy especial, un imán poderoso con una luz mágica como lo que es ella todo un diamante rosa de nuestro ritmo nacional.

Ella es un tesoro, es demasiado con mucho más sobre un escenario, su carisma es hechizante y eterno, su gracia es arrebatadora, su estilo musical folklórico es netamente popular, con sabor a campo adentro, a gallera y terraza, a pueblo y al rocio que le da los buenos días al campesino y le sirve de combustible para comenzar la jornada del nuevo día. 

La vieja Fefa como le llamamos con su poder magnético, su candente ritmo típico merenguero, sus modas al vestir, su forma amable, amigable y simpática entra en cualquier sala de espectáculo o evento por la puerta principal, incluyendo el del glamour del respeto de las salas reservadas a la socielite porque ella es auténtica, literalmente una super estrella de trascendencia histórica.

Con esa picardía exclusiva de las leyendas y los iconos Fefita expone con respeto, gracia y calidad la interpretación típica a su chispeante y cadencioso estilo de hacer de la musica un espectáculo visual y muy sabroso para los bailadores, cuando sube a tocar, cantar y bailar es embriagante, impactante, electrizante, espectacular, sensacional y alucinante, posee tanta personalidad y talante que deja huellas imborrables por donde pisa como la Reina de la música típica nacional. 

Fefita la grande es La Diosa del acordeón y de la música típica nacional, su majestad Fefita la grande es patrimonio cultural de República Dominicana y América, bendito sea Dios que nos regalo un ser humano valioso, buena gente y con tanta calidad, carisma y una talentosísima artista, evoluciona en el tiempo con su estilo pero manteniendo el respeto a su base vernácula. 

Que Dios nos la bendiga y nos la mantenga por muchos años en salud.

Mi reconocimiento a ese gigantesco monumento artístico con quien me siento orgulloso de compartir nacionalidad. 

Esta reflexión me sale del alma, del espíritu y de lo más profundo de mi corazón. 

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